La buganvilla, una planta muy vistosa y exótica
La buganvilla, planta de nombre meloso, es muy apreciada por el bonito color de sus brácteas y su exotismo. Aunque en los climas mediterráneos alcanzan unas alturas desmesuradas, cubriendo muros, pérgolas y fachadas, en la sierra de Madrid deberíamos conformarnos con cuidarla en maceta, en una habitación soleada, o trasladándola en invierno del jardín a un invernadero, pues no soporta las heladas.
Esta planta es procedente del Brasil, y el hecho de que sea sensible a las heladas hace que sea más apreciada en los climas fríos, donde hay que trasladarla a una zona protegida, que en los climas mediterráneos, donde crecen con una gran facilidad, como si fueran margaritas, sin apenas cuidados.
Hay muchas especies de buganvillas, con brácteas de color fucsia, roja, teja, blanca…, pero la más prolífica es la buganvilla glabra, con brácteas de color malva, con una textura similar al papel, y pequeñas flores amarillas.
La planta desarrolla tallos sarmentosos con grandes espinas, y más que trepar, se va apoyando en los soportes, por lo cual hay que utilizar algún material para su sujección.
Posibles formas decorativas de la buganvilla
En los viveros, las buganvillas se pueden ver enrolladas en un alambre, creando bonitas siluetas; con forma de arbusto o incluso de árbol, dejándole un tronco principal y una copa de hojas y flores, resultando muy decorativas; también se pueden poner entrelazadas en un arco, dándole un toque artístico a un lugar o zona de acceso.
Cuando llega el invierno y la temperatura baja de 5 grados, aproximadamente, lo normal es que pierdan las hojas y que no rebroten hasta la siguiente primavera. Si baja de los 0 grados, es muy probable que se hiele.
La buganvilla necesita luz y humedad
La planta debe estar en una ubicación soleada, con un buen grado de humedad (agradece la pulverización en climas secos), con una tierra que tenga buen drenaje para que no se encharque, pues enseguida ls hojas empiezan a amarillear. Les va bien el agua con cal y una tierra rica en marga.
Para sustituir la tierra agotada, es conveniente cambiar de maceta en primavera. La planta lo agradecerá con un mayor crecimiento y una frondosa floración.
La reproducción por esquejes son algo complicada
Los esquejes se toman en primavera, pero es una tarea algo compleja. Necesitan una temperatura de unos 23 grados, con un alto grado de humedad.
En los climas fríos, las buganvillas se podan al final del invierno, para que se ramifiquen de una manera más compacta, eliminando los tallos débiles. En los climas suaves, la poda se realiza en primavera.
Consejos para cuidar una buganvilla
- Si tiene manchas blanquecinas y blandas al tacto, tiene Mildiú. Airéala y no la humedezcas.
- Si pierde hojas es posible que le falte luz.
- Si no florece, necesita más luz.
- Si se secan las hojas es por el exceso de calor, necesita más humedad.
- Si sus hojas son pequeñas, le falta abono; y si amarillean, suele ser por exceso de riego.
- Si tiene manchas algodonosas o insectos marrones debajo de las hojas: se quitan con algodón mojado en alcohol etílico.
- Si tiene una telaraña por debajo de las hojas: rociar con insecticida.
En definitiva, la buganvilla es una planta que con pocos cuidados te dará un gran colorido y resultará muy decorativa.
El cóleo, una sencilla planta digna de coleccionistas