Estrés y depresión confunden el diagnóstico del síndrome de piernas inquietas

Chico durmiendo

El síndrome de las piernas inquietas provoca grandes molestias por la noche. Fotografía de Nomao Saeki.

El Síndrome de Piernas Inquietas es un trastorno neurológico que se caracteriza por la necesidad irresistible de mover las piernas y por manifestar sensaciones desagradables en las extremidades inferiores, sobre todo en situación de reposo. La falta de información es una de las principales preocupaciones de quienes la sufren, ya que el 80% de ellos están sin diagnosticar.

Hasta un 5% de la población española padece el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI), un trastorno neurológico caracterizado por la necesidad irresistible de mover las extremidades inferiores y que va acompañado de sensaciones desagradables y molestas en las piernas.

Escalofríos y hormigueos en las piernas

Los pacientes lo describen como “escalofríos u hormigueos” que se alivian parcial o totalmente con el movimiento y producen principalmente en estado de reposo, sobre todo durante las horas de descanso.

Además de padecer las molestias que este síndrome conlleva, los pacientes sufren también las consecuencias del infra-diagnóstico, ya que el 80% de personas que lo padecen están sin diagnosticar.

Según el doctor Diego García-Borreguero director del Instituto de Investigaciones del Sueño (IIS), “diversos estudios realizados en diversas partes del mundo occidental muestran que entre el 5 y el 10% de la población de entre 18 y 65 años padece esta enfermedad. Esta cifra es aún más elevada en las personas mayores. La inmensa mayoría de las personas afectadas desconocen que padecen este cuadro, ya que bien ellos o sus médicos suelen atribuirlo -por error- a problemas de circulación, enfermedades reumáticas, estrés, depresión, etc. Actualmente, solo unos pocos reciben el tratamiento adecuado”.

Ante la falta de información sobre esta enfermedad y con el fin de aumentar el grado de conocimiento y sensibilizar a la población, reconocidos especialistas se han reunido en Palma de Mallorca con motivo de la II Jornada sobre el Síndrome de Piernas Inquietas para Medios de Comunicación: “Nuevos avances en el abordaje del Síndrome de Piernas Inquietas ”.

La jornada contó con la participación de prestigiosos profesionales como el Dr. Diego García-Borreguero, director del Instituto de Investigaciones del Sueño (IIS), el Dr. Alex Iranzo, neurólogo del Hospital Clinic de Barcelona; la Dra. Francesca Cañellas, psiquiatra del Hospital Son Dureta; el Dr. Víctor Manuel González Rodríguez, médico de familia del Centro de Salud Villoria de Salamanca y coordinador del Área e Neurología de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (SEMERGEN); y D. Arturo Avilés, presidente de la Asociación Española de Pacientes con Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI).

El malestar se alivia cuando mueven las piernas

“La denominación de Síndrome de Piernas Inquietas es puramente descriptiva. Los síntomas esenciales para describir esta enfermedad son: una sensación imperiosa de mover las piernas cuando están en reposo, que los pacientes describen como inquietud y que esta inquietud mejora y se alivia sólo cuando mueven las piernas”, explica el doctor Alex Iranzo.

“Una vez eliminadas las molestias con los tratamientos actuales, las personas afectadas notan -en pocos días- una mejoría del sueño y de su calidad de vida. No obstante, el mayor escollo para las personas afectadas estriba en dar con un diagnóstico eficaz”, señala el doctor Iranzo.

Síndrome de Piernas Inquietas aumenta con los embarazos

El Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) puede aparecer en cualquier momento de la vida, aunque lo habitual es que se inicie entre los 40 y 50 años, con manifestaciones episódicas que van aumentando su frecuencia y severidad con el tiempo, hasta presentarse casi a diario.

Según la doctora Francesca Cañellas, “este síndrome es particularmente frecuente en las mujeres, y la probabilidad de padecer esta enfermedad crónica aumenta en función del número de embarazos. Otros factores de riesgo son la edad y las situaciones de déficit de hierro. Se suele asociar a enfermedades crónicas como la diabetes, insuficiencia renal o la artritis reumatoide”.

“El diagnóstico del SPI es clínico. Puede y debería de realizarse en una consulta de Atención Primaria en base a preguntas que reflejen los criterios esenciales de la enfermedad”, comenta el doctor Iranzo.

Según el doctor Víctor Manuel González, “la mayoría de las dificultades con las que se encuentran los médicos de familia, que suelen ser comunes a la mayoría de los casos de patologías neurológicas, son la propia complejidad de la enfermedad, la existencia de sobrecarga asistencial, la falta de tiempo, o la necesidad de estar capacitado en todas las áreas clínicas. Y en el caso concreto del SPI la falta de información se hace aún más patente: aspectos epidemiológicos, clínicos, de tratamiento, etc”.

“Sería deseable un mayor grado de divulgación e investigación que permita sacar a la luz esta patología oculta y evitar así los diagnósticos erróneos. Las enfermedades poco conocidas comienzan a dejar de serlo cuando se habla de ellas”, explica el doctor González.

La investigación realizada para determinar la causa del SPI es continua y las respuestas son limitadas, pero los especialistas creen que el SPI puede tener causas diferentes que tengan entre sí algunos elementos en común.

Enfemedad genética que causa malestar por la noche

Los expertos opinan que se trata de una enfermedad genética en la que hay varios cromosomas relacionados. Existen indicios que apuntan a que el origen del SPI se debe a un trastorno del sistema dopaminérgico a nivel del sistema nervioso central. Esta alteración se manifiesta fundamentalmente en forma de déficit dopaminérgico, causando los síntomas por la noche y mejorando por el día.

“Muchos de los afectados, aproximadamente el 50%, tienen familiares de primer grado (padres, hermanos, etc.) con el mismo problema. En estas últimas formas, también llamadas familiares, el progreso ha sido notable. Así, un estudio reciente realizado sobre gemelos con Síndrome de Piernas Inquietas ha podido mostrar que en aquellos casos en los que uno de ellos está afectado por la enfermedad, el riesgo del otro gemelo de padecerlo es del 85%, lo cual sugiere que la causa de la alta incidencia en algunas familias es principalmente de tipo genético”, comenta el doctor García-Borreguero.

Hay que analizar el factor hereditario

“De esta manera, analizando el tipo de herencia de la enfermedad a lo largo de diversas generaciones de la misma familia se ha llegado a la conclusión de que el patrón de herencia responde a un mecanismo autosómico dominante, y que la edad de aparición de los síntomas suele ser menor con cada generación”, señala el doctor García-Borreguero.

Apoyo a los pacientes

Con el fin objetivo de agrupar a todos los pacientes con el Síndrome de Piernas Inquietas (SPI) se ha creado la Asociación de Pacientes con Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI). Esta asociación pretende difundir su existencia para que las personas que padezcan este síndrome puedan encontrar todo tipo de apoyo.

“Las preocupaciones de un paciente que sufre SPI son las mismas que la de cualquier afectado por otra enfermedad, con el agravante de que la nuestra es prácticamente desconocida por el colectivo médico y por la sociedad”, explica D. Arturo Avilés, Presidente de la Asociación Española de Pacientes con Síndrome de Piernas Inquietas (AESPI).

Actualmente la AESPI cuenta con 200 asociados, cifra que sigue creciendo desde su fundación en marzo de 2005. “Soy optimista” declara “ya que, aunque cuesta trabajo, poco a poco la gente se va sensibilizando con una enfermedad poco conocida”.

La página www.aespi.net pretende convertirse en uno de los ejes centrales de la Asociación. A través de ella, se podrá acceder a todo de tipo de información general del Síndrome de Piernas Inquietas y se podrán establecer y mantener relaciones con otros centros e instituciones de carácter similar, tanto en el ámbito nacional como internacional.


 Fecha de edición del texto: 20 de marzo de 2007

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