Cómo planificar el tiempo de estudio y rendir al máximo
Cuando es preciso estudiar para preparar algún tipo de prueba, ya sea un examen escolar, universitario o unas oposiciones, es fundamental valorar la extensión de la materia que hay que aprender y calcular el tiempo del que se dispone. Y si estamos estudiando para reciclarnos, también es fundamental no perder el tiempo y sacar la máxima rentabilidad a los periodos formativos. Está comprobado que una correcta planificación del tiempo de estudio ayuda a reducir la ansiedad, sacando el máximo provecho a las horas invertidas.
Antes de empezar a estudiar, hay que planificarse y dedicar un tiempo razonable a la organización, al planteamiento y análisis para cumplir ciertos objetivos. Aunque en un principio parezca que es una pérdida de tiempo porque hay que ponerse a estudiar inmediatamente, es algo indispensable.
Lo primero que debe hacer el estudiante es sentarse ante su mesa con una hoja y un bolígrafo o con el ordenador para realizar un cuadro en el que pueda distribuir el temario o contenido formativo entre los días disponibles.
Visualización inicial y establecimiento de objetivos para el estudio
El estudiante, independientemente de cuál sea su edad, deberá establecer unos límites de trabajo diarios, marcándose una meta de obligado cumplimiento.
Hay que tener en cuenta que, al principio, es posible que vaya más lento y, una vez que haya cogido el ritmo, es muy probable que tenga que realizar una corrección y adaptación de la planificación inicial.
Una vez que esté organizado el plan de estudios, es recomendable empezar echando un vistazo general al contenido que le corresponda cada día, para familiarizarse con la materia y calcular el tiempo que le va a llevar.
Importancia de calibrar el ritmo de estudio
Es importante calibrar el ritmo ideal de cada persona, teniendo en cuenta que si uno empieza a estudiar a un ritmo desorbitado, es posible que se sature enseguida; y si comienza lentamente, durante los últimos días se sentirá agobiado y rendirá menos de lo normal, incluso se planteará si debe presentarse al examen.
Dependiendo de la densidad del tema y de su grado de dificultad, habrá que establecer un marco mental apropiado para almacenar dicha información.
Lo que se consigue con este sistema organizativo es una reducción de la ansiedad, ya que al fragmentar los trabajos en un día, uno se puede concentrar en una tarea dura pero asequible, sin tener que pensar en todo lo que le queda por hacer, porque ya lo tiene programado.
Estudiar contra reloj es un buen sistema para evitar distracciones
Cuando hay poco tiempo, es recomendable estudiar contra reloj, para conseguir un cumplimiento de nuestra dedicación y una mejora del rendimiento. Prescindir durante este tiempo del teléfono móvil es fundamental. Y si no puedes pasar sin él, por lo menos quítale el sonido para que no te distraiga.
La obligación del estudio cronometrado es una buena forma de evitar distracciones e interrupciones, ya sean de familiares, llamadas de teléfono, mensajes enviados al móvil, escapadas al frigorífico, conversar con cualquiera que pase por delante…
Cuando se acaba el estudio, hay que calcular el tiempo que nos ha ocupado, y comprobar si hemos cumplido con la planificación prevista.
Si hemos ido demasiado lentos y quedan temas pendientes, será necesario replantearnos el ritmo adecuado a nuestras capacidades y al tiempo disponible.
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