Cómo se puede leer más rápido
Leer rápido tiene más que ver con la manera de trabajar la mente que con el movimiento de los ojos sobre las líneas. Lo primero que hay que hacer para ejercitar este arte es eliminar los vicios adquiridos desde pequeños, como es la subvocalización, una lectura en voz baja que parece amaestrar una voz interior para confirmar lo que nuestros ojos ven. Esto nos hace ir muy lentos y perder tiempo.
Hay que tener en cuenta la capacidad de distracción de cada persona a la hora de estudiar o simplemente cuando se lee una novela. Cuántas veces leemos un libro y de repente nos preguntamos qué hacemos en esa página, cómo hemos llegado hasta allí, y qué es lo que ha sucedido. Ésta es, sin duda, una muestra de la ineficacia de nuestra lectura y del irrecuperable tiempo perdido. Y está claro que de nada sirve leer muy rápido si, cuando terminamos un capítulo, no somos capaces de recordarlo.
Un vicio que debemos evitar: leer en voz baja de forma repetitiva
El ser humano adquiere los hábitos de lectura a base de tanteos, por aprendizaje emprírico y por casualidad, nos aferramos a los vicios con tenacidad, y en un momento dado, debemos deshacernos de ellos.
Nos enseñaron a leer subvocalizando, en voz baja, amaestrando una especie de voz interior que confirmaba lo que nuestros ojos veían, y es un hábito repetitivo arrastrado que hay que olvidar.
Para mejorar el proceso de aprendizaje, es indispensable analizar la velocidad de lectura, potenciando a su vez la comprensión.
La lectura no es una simple acumulación pasiva de datos: tiene lugar en el cerebro, a través de los ojos, que funcionan como receptores sensoriales; el lector debe relacionar la información percibida con la almacenada y, cuando las asocia, se produce la comprensión.
El cerebro tiene una gran capacidad de actividad, pero por lo general no le exigimos todo lo que puede dar de sí, no le damos trabajo suficiente, y se aburre. Entonces empieza a divagar.
La velocidad del movimiento de ojos en la lectura
El ojo puede recoger una información media de entre cuatro y cinco palabras por segundo, y las almacena en la memoria sensible durante un instante para tratar la información, darle un sentido y decidir qué va a ser memorizado durante más tiempo.
Para aumentar nuestra velocidad debemos tener en cuenta el movimiento de ojos, que comprende tres actividades distintas:
- fijación (se detienen para leer),
- movimientos sacádicos (entre fijaciones) y
- barridas de retorno (pasan del final de la línea al principio de la siguiente).
El lector medio hace regresiones con el 10% de lo que lee, y malgasta el 20% del tiempo por barridas defectuosas.
Por último, no debemos olvidar que cuanto más rápido sea su ritmo de lectura y más concentrados estemos en el momento del estudio, mayor será el tiempo disponible para dedicarlo a cualquier otra actividad.
Consejos para leer más rápido
- Evitar las regresiones innecesarias y las barridas de retorno defectuosas, donde volvemos a leer la misma línea o nos quedamos vagando por la página.
- Acelerar el ritmo de vez en cuando, utilizando su mano como guía, si es necesario, para que los ojos no se distraigan.
- Entrenarse para ver más palabras por fijación.
- La mayoría de la gente lee unas 250 palabras por minuto. Un lector maduro suprime los «un» y «el» del texto para leer más rápido.
Cómo es un lector eficiente
- El lector eficiente lee de tres a cinco veces más rápido de lo normal.
- El movimiento de ojos es suave y rítmico, con amplia zona de enfoque.
- Sus lecturas sufren pocas regresiones, no vagan por la página. El nivel de subvocalización es reducido, y su velocidad fluctúa según la dificultad del texto.
- Tiene gran capacidad de concentración y memorización.
Practicar un método de lectura rápida es una inversión de tiempo que nos dará beneficios siempre que nos pongamos a estudiar, por lo cual es muy aconsejable.
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