El acebo, un arbusto navideño muy decorativo, ideal para poner como seto
El acebo es un arbusto muy típico de las fechas navideñas, presente en muchos hogares, iglesias y parques de la sierra de Madrid, aunque su clima no es el ideal. Lamentablemente la tradición de usarlo como elemento decorativo de las fechas navideñas ha hecho que se encuentre en peligro de extinción, siendo una especie protegida en toda Europa.
Aunque proviene de los países del entorno mediterráneo, en la Península Ibérica, lo encontramos en la mitad norte, en bosques de coníferas y robles, que atraen la atención de los paseantes por sus llamativas bayas rojas, que maduran en invierno, y que son venenosas para el ser humano, no así para los animales.
Es una especie de crecimiento lento, pero de gran longevidad, pues puede vivir hasta 100 años, y alcanzar hasta 10 metros de altura.
Hay que advertir que se trata de un árbol dioico, es decir, que tiene flores con un sexo: femenino o masculino. Si es masculino, por muchas flores que tenga, nunca le saldrán los vistosos frutos rojos que tanto atraen la atención de animales y personas.
El acebo prospera mejor en tierra ácida
El acebo prefiere un lugar en semisombra, con un suelo bien drenado, a ser posible ácido. Le gusta el agua, sobre todo en invierno, pero soporta los terrenos secos.
El abono rico en nitrógeno hará que se fortalezca y que sus hojas tengan un verde oscuro intenso, que en ocasiones, cuando se recortan sus ramas para decorar algún centro, harán dudar a más de uno de si se trata de hojas naturales o artificiales.
Es recomendable podarlos y multiplicarlos mediante esquejes
No admite bien los trasplantes, por ello es aconsejable comprar una planta pequeña, pues las grandes son complicadas. Lo que sí tolera a la perfección es la poda, aunque sea a fondo, obteniendo de esta manera un arbusto más tupido, a modo de seto.
Para multiplicarlos, lo mejor es utilizar la técnica de los esquejes semileñosos en otoño.